
Jugando.
Atrapaste mi atención y penetraste en mi interior. Mi alma muda y quieta permaneció ante tu mirada atrevida. No te lo permití, paralizaste mi espacio sin que yo diera consentimiento alguno. Tú, ¿quién eres? Digno de promesas y juramentos. ¿Cómo te atreves a desnudar mis adentros minuciosamente construidos?
Inútil eres ahora, lejos. Si no te siento en mi piel, caducará tu asombro. Pues tus ojos en ese tiempo eran verdad, ahora eres la fe, la esperanza de un escéptico corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario