01 octubre, 2010

Homilía interna

Fui tan ingenua, pensar que querías mi bien cuando lo único que querías era tu egoísmo, tu decreto cumplido. ¿Qué no entiendes mi modo de pensar, no crees que soy capaz de tomar mis riegos? Es la ocasión de desenterrar lo que vislumbro necesitar y lo necesito. ¡¡Por supuesto que lo necesito!! Necesito sentir esas idas en mis pies, en mi cuerpo, en mi alma, en mi sui-ser. Seguridad. ¡Si yo nací insegura! Y la he buscado por doquier, a mi derredor y la pude encontrar: seguridad frenesí. ¿Y tú, que intentas hacer? ¿Piensas robarlo acaso, piensas que con tu no reticente podrás aplacar esta sed? Fui tan torpe. Hubiera deseado esta fuerza, esta convicción. ¡Ay, que hubiera dado por tener firmeza y no dejarme abatir por sus palabras llenas de egoísmo y totalitarismo!
Pues yo, ciudadana, me declararé anarquista en tu gobierno.



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